PARA FINALIZAR
Envuelto en la cronología repetida de mis errores
ya cansado de ver como el reloj repite las mismas horas
siempre idéntico en una eterna circularidad
que nos lleva y nos trae para adelante y hacia atrás
nunca cambiando nada, repitiendo todo, siempre igual.
Viajes terminados antes de empezar.
Valijas desarmadas cuando recién empezaba a empacar.
Si el espacio entre la puerta y el zaguán parece ser demasiado grande
a veces tendré que hacer un esfuerzo para poderlo atravesar.
Irónicamente las voces familiares me susurran advertencias
y tan ingenuo vuelvo a caer en entregar todo sin pausas
y veo mi futuro más claro que mi pasado
los signos están ahí presentes como burlones detrás de mis ojos,
si tengo que cambiar para ser feliz, entonces no lo voy hacer sin luchar.
Me llenan esas ganas desubicadas de creer en la fantasía
pero como hacer, si la realidad me ataca tan llena de dudas
cuando el presente no concuerda con el ritmo de los latidos
entonces es inevitable que con el pasar del dolor
dejen de bailar el sístole y el diastole del soñador.
Rodrigo Gastón García Cancellieri
ya cansado de ver como el reloj repite las mismas horas
siempre idéntico en una eterna circularidad
que nos lleva y nos trae para adelante y hacia atrás
nunca cambiando nada, repitiendo todo, siempre igual.
Viajes terminados antes de empezar.
Valijas desarmadas cuando recién empezaba a empacar.
Si el espacio entre la puerta y el zaguán parece ser demasiado grande
a veces tendré que hacer un esfuerzo para poderlo atravesar.
Irónicamente las voces familiares me susurran advertencias
y tan ingenuo vuelvo a caer en entregar todo sin pausas
y veo mi futuro más claro que mi pasado
los signos están ahí presentes como burlones detrás de mis ojos,
si tengo que cambiar para ser feliz, entonces no lo voy hacer sin luchar.
Me llenan esas ganas desubicadas de creer en la fantasía
pero como hacer, si la realidad me ataca tan llena de dudas
cuando el presente no concuerda con el ritmo de los latidos
entonces es inevitable que con el pasar del dolor
dejen de bailar el sístole y el diastole del soñador.
Rodrigo Gastón García Cancellieri
No hay comentarios:
Publicar un comentario