Comienzo con Ángel Catalano, oriundo de Chivilcoy, pero vive en el barrio de Palermo, porque es autor de la frase que ésta página literaria adoptó como lema, "Pensar obliga a pensar", frase que tiene mucho contenido si se la analiza profundamente y que no tiene ninguna relación con la famosa frase de RENE DESCARTES, "Pienso, luego existo" .
Esto escribió Ángel para Valija
Esto escribió Ángel para Valija
NO...
-Había una
vez...
-¡Che!...
¿Te vas a contar un cuento?
-¡No! ¿Por
qué me preguntas eso?
-Y como
dijiste: “había una vez...” así se comienzan los cuentos.
-Entonces,
si tengo que contar, que en un preciso lugar, existía, en un tiempo pasado, una
determinada cosa, NO puedo decir “había una vez...” y narrar ese acontecimiento
¿Sin que sea un cuento?
-¡Ufa!
Sí... dale.
-Bien, hete
aquí, que nos acompañaba la buena suerte, habíamos sido aceptados, a compartir
una mesa en el club. Éramos varios amigos, grande la mesa y armamos nuestro
propio equipo de fútbol, inclusive los suplentes. En determinado tiempo, en una
terminal de ómnibus, mientras esperábamos la salida del que debíamos tomar,
acontecía lo siguiente...
-Cada uno
tenía sus cosas para contar, aunque no hubiera continuidad en los temas: Es
embarazoso repetir lo que otros nos revelaron, empero, mientras NO digamos sus
verdaderos nombres...
-Godovino
nos contaba, que en cierta oportunidad, un niño le pedía una moneda, antes le
había entregado un papel, que rezaba lo siguiente: “Es a voluntad, con su ayuda
compraré comida ¡Gracias!”
-Primero
pensé en darle unos caramelos, NO (Siempre el NO) mejor unas galletitas que
llevaba conmigo, son más nutritivas, pero NO (Otra vez NO) le daré unas
monedas, NO importa para qué las utilizaría, lo importante era satisfacerlo,
luego de entregárselas, le dije: “Que tu mente sea una gran empresa dedicada al
pensamiento sano”.
-Amelio,
molesto por interpretar que dicha frase era indebida en tal circunstancia,
interrumpió el relato y con su acostumbrada soltura, narró lo siguiente:
“Cuando doy una moneda, siento una desagradable sensación, por un enojoso
recuerdo, alguien me contó, un hecho ocurrido en el comienzo de la década de
los cuarenta”.
-“A un niño
de diez años le habían regalado una moneda de cincuenta centavos, era una
moneda nueva, inexistente hasta esos momentos, los pobres le llamaban “la
chancha”. Un día su Mamá, que por supuesto conocía la existencia de la moneda,
le dijo: “Hijo ¿Me prestas tu moneda?”
Otil,
corrió a buscarla, sintió una gran alegría ¡Estaba ayudando a Mamá!
-“Otil, voy
al almacén ¿Me acompañas?
Ambos,
tomados de la mano fueron a hacer las compras. La madre, habría calculado bien
los precios, porque al pedir la cuenta, el almacenero dijo: “Son cincuenta
centavos”... (Era en otra época).
Otil,
tiempo después, NO podía precisar cuánto, sintió que algo le dolía en su interior
¿El corazón?... ¿El alma?... Se preguntaba “qué momentos tristes estaría
viviendo Mamá, NO tenía ni cincuenta centavos para comprar alimentos, mientras
que había gente que viajaba en avión... ¿Por qué sucedía esto?...
---Eleazar
decía: “Debemos respetar al otro en sus creencias y pensares, aunque todo tenga
como base un error ¿Se podrá llegar a esclarecer el error?...
NO
faltó el comentario de Floreal:
---Las
aves en sus picos llevan a sus nidos la porción de alimentos que esperan sus
pichones
---
¿Vieron alguna vez que dos palomas o dos gorriones chocaran cuando vuelan?
Preguntó Ivo.
---NO,
murmuró Lando.
---Este,
cree que se las sabe todas. Dijo Gelberto.
---
¿Vos crees que es así? Asombrado preguntó Saladino.
---Mirá,
¿Sabés sobre que habló el otro día? Qué se necesita para escribir un libro.
---
¿Además del talento?
---Si.
---
¿De encontrar el tema, de la intención, de las ganas, de la imaginación, del
tiempo?
---Según
Willy, lo más difícil es encontrarse con la soledad, si NO estás solo no podés
concentrarte, pensar, escribir.
---
¿Todos los escritores escribieron acompañados de la soledad?
---Bueno
hay distintas “soledades”, la podés encontrar en una plaza, en tu escritorio,
en una isla, viajando, en cualquier medio, hay distintas maneras de escribir,
empero la soledad tiene que estar ahí...
---Vos
decís viajando ¿En el subte, con un mundo que te rodea?
---Según
él decía, el escritor sabe abstraerse...
Y
de pronto ¡Anunciaron la salida del ómnibus!
---Todos
corrieron hasta el andén de acceso y subieron al coche. Romildo, se bajó
apresuradamente y regresó al lugar en que habían estado reunidos.
---
¿Qué le pasó a éste? Dijeron todos...
---
¡Se olvidó la valija! Fue el comentario de Ladislao.
---Claro,
la valija no hubiera sido lo importante, SÍ, todo lo que en ella guardaba...
agregó Flaviano...
gracias Ángel, muy ingenioso
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