sábado, 12 de julio de 2014

Ángel Catalano

Comienzo con Ángel Catalano, oriundo de  Chivilcoy, pero vive en el barrio de Palermo, porque es autor de la frase que ésta página literaria adoptó como lema, "Pensar obliga a pensar", frase que tiene mucho contenido si se la analiza profundamente y que no tiene ninguna relación con la famosa frase de RENE DESCARTES, "Pienso, luego existo" .
  Esto escribió Ángel para Valija



NO...
-Había una vez...
-¡Che!... ¿Te vas a contar un cuento?
-¡No! ¿Por qué me preguntas eso?
-Y como dijiste: “había una vez...” así se comienzan los cuentos.
-Entonces, si tengo que contar, que en un preciso lugar, existía, en un tiempo pasado, una determinada cosa, NO puedo decir “había una vez...” y narrar ese acontecimiento ¿Sin que sea un cuento?
-¡Ufa! Sí... dale.
-Bien, hete aquí, que nos acompañaba la buena suerte, habíamos sido aceptados, a compartir una mesa en el club. Éramos varios amigos, grande la mesa y armamos nuestro propio equipo de fútbol, inclusive los suplentes. En determinado tiempo, en una terminal de ómnibus, mientras esperábamos la salida del que debíamos tomar, acontecía lo siguiente...
-Cada uno tenía sus cosas para contar, aunque no hubiera continuidad en los temas: Es embarazoso repetir lo que otros nos revelaron, empero, mientras NO digamos sus verdaderos nombres...
-Godovino nos contaba, que en cierta oportunidad, un niño le pedía una moneda, antes le había entregado un papel, que rezaba lo siguiente: “Es a voluntad, con su ayuda compraré comida ¡Gracias!”
-Primero pensé en darle unos caramelos, NO (Siempre el NO) mejor unas galletitas que llevaba conmigo, son más nutritivas, pero NO (Otra vez NO) le daré unas monedas, NO importa para qué las utilizaría, lo importante era satisfacerlo, luego de entregárselas, le dije: “Que tu mente sea una gran empresa dedicada al pensamiento sano”.
-Amelio, molesto por interpretar que dicha frase era indebida en tal circunstancia, interrumpió el relato y con su acostumbrada soltura, narró lo siguiente: “Cuando doy una moneda, siento una desagradable sensación, por un enojoso recuerdo, alguien me contó, un hecho ocurrido en el comienzo de la década de los cuarenta”.
-“A un niño de diez años le habían regalado una moneda de cincuenta centavos, era una moneda nueva, inexistente hasta esos momentos, los pobres le llamaban “la chancha”. Un día su Mamá, que por supuesto conocía la existencia de la moneda, le dijo: “Hijo ¿Me prestas tu moneda?”
Otil, corrió a buscarla, sintió una gran alegría ¡Estaba ayudando a Mamá!
-“Otil, voy al almacén ¿Me acompañas?
Ambos, tomados de la mano fueron a hacer las compras. La madre, habría calculado bien los precios, porque al pedir la cuenta, el almacenero dijo: “Son cincuenta centavos”... (Era en otra época).
Otil, tiempo después, NO podía precisar cuánto, sintió que algo le dolía en su interior ¿El corazón?... ¿El alma?... Se preguntaba “qué momentos tristes estaría viviendo Mamá, NO tenía ni cincuenta centavos para comprar alimentos, mientras que había gente que viajaba en avión... ¿Por qué sucedía esto?...
---Eleazar decía: “Debemos respetar al otro en sus creencias y pensares, aunque todo tenga como base un error ¿Se podrá llegar a esclarecer el error?...
NO faltó el comentario de Floreal:
---Las aves en sus picos llevan a sus nidos la porción de alimentos que esperan sus pichones
--- ¿Vieron alguna vez que dos palomas o dos gorriones chocaran cuando vuelan? Preguntó Ivo.
---NO, murmuró Lando.
---Este, cree que se las sabe todas. Dijo Gelberto.
--- ¿Vos crees que es así? Asombrado preguntó Saladino.
---Mirá, ¿Sabés sobre que habló el otro día? Qué se necesita para escribir un libro.
--- ¿Además  del talento?
---Si.
--- ¿De encontrar el tema, de la intención, de las ganas, de la imaginación, del tiempo?
---Según Willy, lo más difícil es encontrarse con la soledad, si NO estás solo no podés concentrarte, pensar, escribir.
--- ¿Todos los escritores escribieron acompañados de la soledad?
---Bueno hay distintas “soledades”, la podés encontrar en una plaza, en tu escritorio, en una isla, viajando, en cualquier medio, hay distintas maneras de escribir, empero la soledad tiene que estar ahí...
---Vos decís viajando ¿En el subte, con un mundo que te rodea?
---Según él decía, el escritor sabe abstraerse...
Y de pronto ¡Anunciaron la salida del ómnibus!
---Todos corrieron hasta el andén de acceso y subieron al coche. Romildo, se bajó apresuradamente y regresó al lugar en que habían estado reunidos.
--- ¿Qué le pasó a éste?   Dijeron todos...
--- ¡Se olvidó la valija! Fue el comentario de Ladislao.
---Claro, la valija no hubiera sido lo importante, SÍ, todo lo que en ella guardaba... agregó Flaviano...

                                                                                      Ángel B. Catalano

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