EL SUCESO
Eugenia llegó a casa más temprano que de costumbre.
Traía en la mano una bolsa de laboratorio de análisis clínicos. Estaba pálida.
Osvaldo estaba en la cocina preparando la comida. Cuando sintió que llegaba su
esposa fue a verla. Le preguntó: “¿Qué te dijo el médico?” Eugenia balbuceó
algo ininteligible y se puso a llorar. Osvaldo la abrazó y le dijo como para
conformarla:
"Vos ahora
olvidate de todo esto, que a vos no te toca, vos sos sana, no te entran ni las
balas, dura, sos como el diamantito que tienen en la ferretería para cortar los
vidrios, aunque los diamantes son sin color como un vaso sin vino, mejor
llenita de vino, coloradita entonces, como un rubí, mi vida."
Eugenia le dijo:
-Es que sucede algo muy especial y estoy asustada-
-¿Pero que puede
estar pasando, mi amor? ¿Acaso vino un tsunami? Vos quedate tranquila que en un
ratito vamos a comer algo rico que estoy preparando, más rico que cuando fuimos
a comer a Carlitos el Rey, aunque ese día sí que nos dimos una panzada.
Eugenia sin más
protocolos le contestó: -Estoy embarazada-
Osvaldo la miró
y luego le dio un beso en la boca:
-Esto es algo
inesperado, mi amor, ¡Quién lo diría! ¡Nuestro primer hijo! Es todo un
acontecimiento. Mirá- y la tomó de las manos- Este bebé va a cambiarnos la
vida, va a ser como si nos casamos de nuevo, o mejor que eso, como si nos
fuéramos otra vez de luna de miel a Mar del Plata. ¿Te acordás cuántos
caracoles nos trajimos? No podíamos cerrar la valija de tan abultada que
estaba… Esperá que me parece que se me está quemando la comida, ya vuelvo-
Osvaldo fue a la
cocina y volvió en pocos minutos: - Tenemos que pensar que nombre le vamos a
poner, podría ser Lourdes como la virgencita que está en Santos Lugares, donde
abrís la canilla y sale un montón de agua bendita…-
-¿Y si es un
varón?- Y Eugenia esta vez se puso a reír.
-¿Viste mi
querida que no era nada? Es que te asustaste porque es la primera vez que vas a
ser mamá. Este año vas a estrenar el día de la madre. Bueno, si es un varón le
ponemos Diego como Maradona, vas a ver que cuando juegue al fútbol va a hacer
muchos goles. En fin, vamos a comer.-
Y los dos se
levantaron de la mesa y fueron juntos a la cocina.
Ariel von Kleist
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